La comunicación oral es una herramienta imprescindible tanto en el ámbito académico como en el personal y profesional. A pesar de ello, tradicionalmente, los programas educativos suelen centrarse en el análisis del lenguaje, más que en la aplicación práctica de la lengua. Así lo constata el estudio La formación en comunicación oral sigue siendo una asignatura pendiente entre los estudiantes universitarios, del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”, liderado por la investigadora Emma Rodero, catedrática de Psicología de los Medios y Neurocomunicación del Departamento de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra (UPF). Esta investigación concluye que el 77,5 % de los estudiantes universitarios nunca ha recibido formación en comunicación oral en ninguna de sus etapas educativas. A pesar de ello, el 93 % cree que debería ser obligatoria al tratarse de una competencia clave para su carrera y su futuro profesional.
El estudio se ha llevado a cabo a través de una encuesta en línea dirigida a 2.400 estudiantes universitarios de grado, de los cuales el 56 % son mujeres. Con edades comprendidas entre los 18 y los 25 años, todos ellos son residentes en España.
Los resultados constatan que los alumnos que han cursado grados de ciencias son los que afirman con mayor frecuencia que existe esta carencia competencial (82 %), seguidos de los estudiantes de artes y humanidades (80,8 %); los de ciencias de la salud (79,8 %); los de ingeniería y arquitectura (78,8 %), y los de ciencias sociales y jurídicas (74,4 %), tal y como se observa en el siguiente gráfico:
«Estos resultados apuntan a la necesidad de incrementar los esfuerzos por implantar o reforzar la formación en comunicación oral en las distintas etapas educativas, teniendo en cuenta la relevancia que hoy en día tienen en el futuro profesional de los estudiantes, especialmente entre los estudiantes de ciencias», ha destacado la investigadora de la Universitat Pompeu Fabra y autora del artículo, Emma Rodero.
¿Cómo se preparan los jóvenes?
El estudio del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa”concluye que los estudiantes tan solo realizan, de media, dos presentaciones al mes, a las cuales dan mucha importancia.
Según los estudiantes encuestados, los aspectos fundamentales a la hora de realizar una presentación oral son: dominar el miedo escénico (6,2 %); responder de forma clara a las preguntas del público (5,92 %); ensayar bien el contenido (5,82 %); seleccionar, estructurar y redactar la información (5,76 %); saber improvisar (5,73 %); controlar la postura corporal (5,58 %); saber usar la voz (5,56 %) y los gestos (5,45 %); diseñar las diapositivas (5,54 %); mostrar empatía mediante la sonrisa y el contacto visual (5,51 %); controlar el tiempo (5,29 %), y tener una buena apariencia (5,18 %).
Pero en ocasiones, aunque se esté más o menos preparado, las presentaciones orales pueden jugar malas pasadas. De hecho, el 75 % de los estudiantes asegura haberse quedado en blanco, el 52 % afirma haber pasado una situación complicada o vergonzosa y el 19 % se ha quedado afónico, es decir, completamente sin voz.
La ansiedad que les generaba hablar en público a la hora de presentar una exposición ha sido otra de las variables analizadas. Los resultados concluyen que los jóvenes declararon tener un nivel medio de ansiedad en esta circunstancia.
«En la escala de ansiedad que se realizó en el estudio, tema que preocupa mucho a los estudiantes, los encuestados reportaron tener un nivel de 4 sobre 7. Las reacciones fisiológicas fueron las más habituales en las presentaciones en público, mientras que los aspectos relacionados con la cognición y el comportamiento estuvieron en la media de 4. Los estudiantes de artes y humanidades fueron los que reportaron más problemas de ansiedad, especialmente reacciones fisiológicas. A estos alumnos les siguen los de ciencias sociales, ciencias y ciencias de la salud y, en último lugar, ingeniería y arquitectura», explica la autora del estudio.
Las instituciones públicas, a la cabeza
Entre los estudiantes que sí han recibido formación en comunicación oral, el 56 % la ha cursado durante la ESO o el bachillerato; el 34,5 %, en la universidad y el 22 %, en su etapa de educación primaria. Por tipo de centros que imparten esta formación, las instituciones públicas encabezan la lista (68 %), seguidas de los centros de educación privada (33 %) y, a gran distancia, las empresas (5,3 %), los servicios de empleo (4 %) y los centros concertados (2,1 %).
El estudio del Observatorio Social de la Fundación ”la Caixa” también revela que aquellos que han cursado formación oral le han dedicado, considerando todas sus etapas educativas, una media de seis horas. A pesar de estos datos, el 63 % de los estudiantes cree que los conocimientos adquiridos han sido suficientes y que poseen un nivel medio-alto (4,8 sobre 7), siendo los estudiantes de ciencias de la salud y los de artes y humanidades los que afirman tener un nivel más elevado.
«La habilidad para pronunciar eficazmente un discurso es fundamental para el rendimiento académico y profesional de los estudiantes. No obstante, este estudio revela que los estudiantes universitarios actuales no reciben una educación adecuada en comunicación oral, a pesar de considerarla esencial. Aunque creen que su formación es suficiente y que poseen una competencia media-alta, informan de numerosos problemas al realizar presentaciones en público y experimentan un nivel medio de ansiedad. Por lo tanto, es evidente que es necesario reforzar esta competencia esencial en la educación», concluye la investigadora.