El transportista J.R.M.M., trabajador de la empresa Transportes Etxetrans 2000, de 56 años y residente en Lesaka, falleció ayer en Irún tras sufrir un infarto mientras cargaba su camión, han asegurado desde LAB y añaden que con su muerte, ya son 11 los transportistas que han perdido la vida en accidentes laborales en lo que va de 2024, una cifra que supera la de todo el año anterior. Este último caso eleva a 54 el número de muertes laborales ocurridas en Euskal Herria desde comienzos de año.
El sindicato LAB ha recordado en su último informe de siniestralidad laboral de 2023 que, en general, el 33 % de las muertes en el trabajo son consideradas no traumáticas. Sin embargo, en el sector del transporte esta cifra aumenta al 75 %, una tendencia que LAB vincula con las difíciles condiciones de trabajo y la precarización del sector, factores que elevan el riesgo de accidentes cardiovasculares entre las y los transportistas.
El transporte es uno de los sectores más afectados por la siniestralidad laboral. En 2023, 10 transportistas fallecieron por accidentes laborales y, en el transcurso de 2024, la cifra ya ha sido superada. Según LAB, estas muertes se deben a las malas condiciones de trabajo y a la falta de medidas de prevención y seguridad. Las largas jornadas, el estrés, la presión y las dificultades para mantener una alimentación saludable, junto con la edad, agravan los riesgos en un sector que considera que sufre de una evidente precarización.
LAB señala que la mayoría de los accidentes en el transporte podrían evitarse si se implementaran medidas efectivas para mejorar las condiciones laborales, destacando la importancia de la voluntad política para garantizar y proteger los derechos de las y los transportistas. Para el sindicato, es urgente que las instituciones públicas y las empresas tomen medidas para acabar con la precariedad laboral.
Finalmente, LAB ha realizado un llamamiento a participar en las movilizaciones que se convocarán en protesta por esta nueva muerte en el trabajo y ha insistido en que es imprescindible que las instituciones actúen, pues su inacción las hace cómplices de la siniestralidad laboral.