Un cliente satisfecho mejora indudablemente la imagen de marca y la reputación de una empresa. Si pensamos bien, por mucha inversión que hagamos en publicidad no hay mejor campaña que llegue al corazón de nuestros clientes que regalarles una experiencia única, a poder ser compartida con un familiar o amigo
Cuando se trata de marketing, las posibilidades para acometer diversas acciones promocionales o de reputación de marca por parte de las empresas son casi infinitas, aunque habitualmente nos centramos en las más conocidas y usadas como publicidad en diversos soportes, acciones con influencers, o el uso (muchas veces chapucero) de redes sociales.
Y aquí cabe recordar una de las máximas del marketing y es que un cliente satisfecho, indudablemente contribuye a mejorar la imagen de marca y la reputación de nuestra empresa. Si pensamos bien, por mucha inversión que hagamos en publicidad no hay mejor campaña que llegue al corazón de nuestros clientes que regalarles una experiencia única, a poder ser compartida con un familiar o amigo.
Regalar noches de hotel, por ejemplo, a clientes preferentes o VIP, o a nuevos dentro de una campaña de marketing determinada es una estrategia que además de no ser tan costosa como podamos pensar, permite colocar nuestra marca en el imaginario personal, lo que facilita una fidelización difícil de lograr con otro tipo de acciones de marketing más convencionales.
Dentro de este campo además hay muchas opciones como regalar vuelos a ciudades diversas, circuitos termales o spa, o incluso viajes por el interior a casas rurales de España y Portugal. Siempre son regalos para compartir, en pareja o con tu mejor amigo o amiga. Otra opción es ofrecerlos como regalo de jubilación (indudablemente se trata de una mejor propuesta que ofrecer por la jubilación un socorrido reloj de pulsera).
Una escapada a Londres, Bruselas, París o Roma o contemplar la puesta de sol en una cala en Ibiza o en Mallorca, son lujos a los que no todos los días podemos optar y este tipo de acciones de marketing contribuye, aunque sea un poco, a la felicidad de nuestros clientes, y a la larga, a que nuestra reputación como empresa crezca de una forma sostenida en el tiempo.
Ejemplos de empresas que han creído en los beneficios de este tipo de acciones de marketing hay muchos como una destacada entidad bancaria española que regaló viajes a los clientes que traspasaron su plan de pensiones desde otros bancos consiguiendo un importante crecimiento en su cartera de negocio, y con una satisfacción evidente entre los nuevos clientes.
Otra entidad bancaria que opera por internet, no conseguía llegar sus clientes objetivos, mayoritariamente jóvenes, y a través de una campaña que regalaba viajes y noches de hotel a los nuevos clientes, sin realizar sorteos, pudieron lograr su objetivo.
Junto a ello, existen los incentivos por ventas para el personal de las propias empresas que también pueden verse motivados con este tipo de regalos. Siempre con un objetivo temporal y unos marcos o expectativas de ventas en dicho período, obteniendo si se logra su cumplimiento, un regalo consistente en unos días de descanso más el coste del hotel o viaje correspondiente. Así tenemos a los empleados con un menor nivel de estrés laboral, y en general un equipo que rinde más y mejor.
Este tipo de incentivos, que se pueden comprar en paquetes sin que el coste sea muy grande, mejoran en muchas ocasiones no solo las ventas globales de las empresas que las utilizan sino que contribuyen a una estabilidad y fidelidad en la plantilla, su trabajo en equipo y su eficacia y eficiencia, así como mayor una reputación corporativa que vuelve de manera cíclica sobre la empresa al repetirse en el tiempo.
